Los acontecimientos que condujeron al estallido del conflicto entre Ucrania y Rusia en 2014 han dejado una profunda huella en la historia de ambos países y de toda la comunidad mundial. Este conflicto comenzó como resultado de una serie de complejos factores políticos, históricos y sociales que desembocaron en los dramáticos acontecimientos de Ucrania. Durante muchos años antes de 2014, Ucrania fue un anfiteatro de luchas políticas y aspiraciones de estrechar relaciones con Occidente, en particular con la Unión Europea. Por un lado, los ucranianos buscaban la democracia, el Estado de derecho y el acercamiento a las estructuras europeas, mientras que, por otro, Rusia consideraba a Ucrania parte de su esfera de influencia y trataba de mantener el control sobre el país. En 2013, el presidente ucraniano Víktor Yanukóvich se negó a firmar un acuerdo de acercamiento con la Unión Europea, lo que desencadenó protestas masivas conocidas como Euromaidán. Estos acontecimientos provocaron un cambio de poder en Ucrania y el derrocamiento de Yanukóvich en febrero de 2014. Esto se convirtió en un punto de no retorno y el conflicto comenzó a escalar. En el este de Ucrania, en las regiones de Donetsk y Luhansk, comenzaron las protestas y los levantamientos de los separatistas prorrusos apoyados por Rusia. Esto dejó a las regiones orientales de Ucrania en un estado de inestabilidad y conflicto. En respuesta, Ucrania lanzó operaciones activas para recuperar el control sobre estos territorios, lo que intensificó el conflicto. Desde 2014, el conflicto ruso-ucraniano se ha convertido en uno de los principales focos de la política mundial, con diversas partes, entre ellas Estados Unidos y la Unión Europea, tratando de establecer una solución pacífica y aportar estabilidad a la región. El conflicto ha dejado profundas heridas tanto en Ucrania como en las relaciones ruso-ucranianas, y sus repercusiones históricas y políticas siguen sintiéndose hoy en día.

La invasión rusa de Ucrania comenzó el 24 de febrero de 2022, aproximadamente a las 5 de la mañana, hora de Kiev. Las tropas rusas entraron en Ucrania desde Rusia, Bielorrusia y la Crimea anexionada, y participaron en operaciones de combate en las autoproclamadas DNR y LNR, controladas por Rusia. Las tropas lanzaron una ofensiva en cuatro direcciones principales: desde el norte hacia Kiev, desde el noreste hacia Kharkiv, desde el sureste desde Donbas y desde el sur desde Crimea. Esta ofensiva estuvo precedida por la concentración de tropas rusas cerca de la frontera entre Rusia y Ucrania y la crisis en las relaciones entre ambos países. Rusia reconoció la independencia de la DNR y la LNR el 21 de febrero de 2022, y el 24 de febrero Vladimir Putin anunció el inicio de la invasión. Como justificación de la invasión, Putin declaró la necesidad de proteger a la DNR, la LNR y Rusia, y utilizó caracterizaciones engañosas de Ucrania, describiéndola como un Estado neonazi. Sin embargo, muchos expertos sostienen que la verdadera razón de la invasión fue el imperialismo y que el objetivo era la toma de Ucrania por parte de Rusia. Desde que comenzó la invasión, Rusia ha ocupado aproximadamente el 27% del territorio de Ucrania (incluidos Donbass y Crimea), pero esta cifra había descendido al 18% en diciembre de 2022. Para entonces, Rusia tampoco había logrado sus objetivos previstos, como la toma de Kiev y el cambio de gobierno en Ucrania, y el establecimiento de un corredor terrestre hacia Transnistria. En septiembre de 2023, Rusia anunció la anexión de varias regiones de Ucrania. La invasión provocó numerosas consecuencias humanitarias, como evacuaciones y migraciones masivas, destrucción de infraestructuras y efectos devastadores sobre la población civil. Numerosos países condenaron las acciones de Rusia, incluidas organizaciones mundiales, e impusieron sanciones contra Rusia. También han comenzado las investigaciones sobre los crímenes de guerra de Rusia en Ucrania, y Rusia se ha enfrentado al aislamiento internacional. La situación sigue siendo dinámica y compleja, y la comunidad mundial continúa trabajando para encontrar una solución a este conflicto.

La crisis de los refugiados ucranianos es la mayor crisis de refugiados y la mayor crisis migratoria del mundo en el siglo XXI. Es la actual crisis de refugiados a gran escala en Europa, provocada por la invasión de Ucrania por tropas rusas en el marco de la guerra ruso-ucraniana que comenzó el 24 de febrero de 2022. Más de 16,3 millones de refugiados ucranianos se han visto obligados a huir de Ucrania (a 13 de diciembre), con otros 8 millones de desplazados internos (a 3 de mayo). Hasta el 20 de marzo, más de diez millones de personas habían abandonado sus hogares en Ucrania, aproximadamente una cuarta parte de la población total del país. Debido a las restricciones impuestas a la salida de Ucrania de varones en edad de reclutamiento de 18 a 60 años, el 90% de los refugiados ucranianos son mujeres y niños. Según UNICEF, el 24 de marzo de 2022, más de la mitad de todos los niños de Ucrania (aproximadamente 7,5 millones) se habían visto obligados a abandonar sus hogares, de los cuales aproximadamente 1,8 millones se habían convertido en refugiados en otros países. La invasión rusa de Ucrania ha provocado la mayor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial y sus secuelas, la primera de este tipo en Europa desde las guerras yugoslavas de la década de 1990, y la mayor crisis migratoria del mundo en el siglo XXI, con la mayor tasa de huida de refugiados del mundo. Los principales destinos de la migración de refugiados son los países vecinos al oeste de Ucrania: Rusia, Polonia, Rumanía, Hungría, Moldavia, Eslovaquia, República Checa y Alemania. Al mismo tiempo, Polonia recibió más refugiados de Ucrania que todos los demás países vecinos juntos (más de 8,2 millones a 13 de diciembre). Algunos refugiados se trasladaron más al oeste: a otros países europeos o fuera de la UE. Bielorrusia y Rusia acogieron a algunos de los refugiados reasentados.